Mujeres y niños, la gran mayoría de los refugiados de Ucrania

Redacción Zacatecanus

TISZABECS, Hungría, 1 de marzo .-— De los centenares de refugiados congregados en una escuela de un pueblo del este de Hungría, casi todos son mujeres y niños que dejaron a sus esposos, padres, hermanos e hijos luchando en Ucrania contra la invasión rusa.

“Tengo hermanos que están peleando en estos momentos”, dijo Olga Skliarova, de 34 años y residente en Kiev, la capital ucraniana. “Los hombres no están autorizados a cruzar la frontera, así que nos ayudaron a cruzarla y regresaron a Kiev a combatir”.

El éxodo de refugiados de la guerra en Ucrania está creciendo rápidamente en los países orientales de la Unión Europea, con más de 675.000 personas huyendo a países vecinos desde que comenzó la invasión rusa, un número que va a seguir creciendo, advirtió la agencia de refugiados de la ONU.

Shabia Mantoo, la portavoz del Alto Comisionado de la ONU para Refugiados, dijo en Ginebra el martes que “a este paso, la situación parece encaminada a convertirse en la mayor crisis de refugiados en Europa en este siglo”.

Una orden del gobierno ucraniano que prohíbe que los hombres entre 18 y 60 años dejen el país —a fin de que estén disponibles para reclutamiento militar— significa que muchas mujeres y niños tienen que buscar refugio por su cuenta.

Irina Yarimchuk, una contadora de la ciudad occidental ucraniana de Kalush, viajó cinco horas el martes hasta el pueblo húngaro de Tiszabecs con su hijo de 14 años y su hija de uno.

Con lágrimas, dijo que su hermano se había integrado al ejército ucraniano y que ella estaba “muy preocupada por su vida”.

“Te quiero tanto. Mantente fuerte. Vamos a ganar y te veremos pronto, espero”, afirmó en un mensaje emotivo a su hermano, que está asignado cerca de la frontera ucraniana con Bielorrusia.

Luego de que un misil cayó en el cercano aeropuerto de Ivano-Frankivsk al comenzar la invasión rusa, Yarimchuk —que planeaba quedarse con familiares en Praga—pasó días y noches trasladando a su familia de su hogar a un refugio antibombas, mientras las sirenas de alarma aérea sonaban cada pocas horas.

“Desde ese día pernoctamos siempre fuera de la casa”, dijo de las cinco noches de terror antes de irse. ”“Tenía miedo por mis hijos”.

Skliarova relató como cada vez que se refugiaba en el sótano de su edificio en Kiev llevaba con ella una mochila llena de ropa y suministros de emergencia.

“Es un sentimiento terrible, terrible”, aseguró. “Aterrador, estrés, conmoción. Cada hora de la noche, nos levantábamos para correr al sótano. Dormíamos vestidos para levantarnos y correr”.

En Polonia, también eran mayormente mujeres ucranianas con sus hijos quienes arribaban mientras las fuerzas de Putin intensificaban sus ataques contra posiciones civiles en una campaña que se está volviendo cada vez más fatal para los niños.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, dijo el martes al Parlamento europeo que las fuerzas rusas habían matado a 16 niños el día anterior, al pedirle a los líderes de la UE que acepten a Ucrania en el bloque.

Entre quienes huyeron estaba Oxana Sereduk, que llegó en auto a Medyka, en Polonia, con sus dos hijas y sus nietos el martes por la mañana. Su hija Mariana condujo el coche, a veces con su bebé de 16 meses sentado en su regazo y lactando. “Tengo miedo sobre todo por los niños”, afirmó

María Lisicka tomó a sus dos hijos y huyó cuando los cañoneos comenzaron en Lutsk, en el occidente de Ucrania. “Voy a hacer todo por mis hijos”, dijo. “No quería sacarlos, yo quería que se quedaran en casa, pero ¿qué se puede hacer? Quiero que su estado de ánimo sea normal. Lo más importante son los niños. No me importa lo demás”.

En la estación de autobuses de la ciudad occidental ucraniana de Leópolis, Pavlo Bilodid se secaba las lágrimas al besar a su esposa y su hijita de dos años, Maria, ayudándolas a abordar un autobús a Polonia.

Abrumado por la emoción mientras tres generaciones de mujeres de su familia iniciaban el viaje por seguridad, dijo a The Associated Press que habían huido de Kiev tras intensificarse los combates allí.

“Lo siento”, dijo al tomarse una pausa para serenarse. “Es terrible, porque fue muy inesperado y nadie estaba preparado para esta situación. Pensamos que vamos a verlos pronto. Estoy seguro de que los veremos pronto”.

Bilodid, de 33 años, y su padre se quedaron en Ucrania.

“Nos quedamos y vamos a presentarnos como voluntarios y haremos lo que podamos hacer en Leópolis y, si lo necesitamos, iremos a Kiev a pelear “, aseguró.

La cantante ucraniana Jamala, que ganó el concurso Eurovisión en 2016 con una canción sobre las deportaciones en 1944 de los tártaros de Crimea por Josef Stalin, escapó también del país con sus dos hijos.

Jamala, que es una tártara de Crimea y escapó a Turquía, dijo a los reporteros en Estambul que nunca se imaginó que compartiría la misma suerte de su abuela, que ella dice “tuvo apenas 15 minutos para hacer las maletas” durante la deportación forzada de 1944.

La Jornada Sin Frontreras

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